lunes, 14 de noviembre de 2011

La Resiliencia se puede desarrollar: su base en la primera infancia


De nuevo Colombia nos ofrece un excelente material educativo, en este caso el Manual de Resiliencia

RESILIENCIA La resiliencia es la capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves. La resiliencia se sitúa en una corriente de psicología positiva y dinámica de fomento de la salud mental y parece una realidad

Vemos que lo que puede hacerse para desarrollarla coincide exactamente con lo que los niños y niñas necesitan desde el nacimiento:

¿Qué puede hacer una persona para forma a un niño o una niña resiliente?

“dadme un vínculo seguro y afectuoso, entonces me podré mover seguro y confiado en el mundo”.

•Darle mucho afecto y mantener presencia constante, acompañarle, durante su primera infancia.

•Establecer y enseñarle límites claros, pues el niño o la niña necesita normas para aprender a convivir.

•Animarle a tomar iniciativas y decisiones por su cuenta. Facilitar el desarrollo de su creatividad.

•Motivarle a participar de la vida de familia, asignándole responsabilidades de acuerdo a su desarrollo y capacidades.

•Reconocer frecuentemente sus logros y méritos, mediante expresiones positivas.

•Calmarse primero para después calmar al niño o a la niña en las situaciones difíciles, buscando momentos adecuados y oportunos para el diálogo.

•Transmitirle seguridad y tranquilidad.

•Reconocer sus emociones delante del niño o la niña, y ayudarle a reconocer las emociones propias.

Todos estos aspectos afectan la calidad del vínculo afectivo con niñas y niños durante la primera infancia, un elemento esencial para poder construir la resiliencia.

Expone el manual:

Un encuentro de calidad con ellas y ellos requiere dedicación total, todos los sentidos puestos en la actividad que estemos realizando en su compañía, sin hacer varias cosas a la vez y sin afanes.

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Requiere de nuestra conciencia y nuestras emociones puestas en el presente (en el momento de la interacción), sin proyectar en las actividades realizadas nuestras frustraciones o temores del pasado (lo que fue nuestra infancia o nuestras experiencias con otros hijos e hijas), y sin implicar en ese momento nuestras expectativas del futuro (lo que esperamos que sean después los niños y niñas). Estas intromisiones del pasado y el futuro le quitan a los encuentros la sorpresa, el asombro, la apertura, la flexibilidad y la creatividad, que son los verdaderos valores del juego y la lúdica.

Durante su primer año de vida, cuando son bebés, debemos observar e interpretar sus señales o formas de comunicación, para entender sus necesidades y deseos, ya que si bien no manejan la palabra ni pueden moverse con autonomía, todo lo expresan a través de gestos que traslucen sus emociones. Corresponde a la persona cuidadora tener esa “sensibilidad materno paternal”, o sea, la capacidad de leer las señales del niño y niña, principalmente las expresiones de su cara, entenderlas y responder de manera rápida (responsividad) a esa expresión gestual, pre-verbal, base del desarrollo posterior del lenguaje y de la empatía emocional. Por esta razón es muy importante que la persona cuidadora ponga sus 6 sentidos(tacto, olfato, visión, audición, gusto e intuición) para interpretar lo que el bebé le quiere comunicar.

Para comunicarse eficazmente y establecer vínculos con niñas y niños durante su primera infancia, las personas de la familia y los agentes educativos externos requieren:

•Gran interés, pasión y devoción por la primera infancia.

•Entender las señales de los bebés como su forma de comunicación, la

que corresponde a su grado de desarrollo.

•Mucha sensibilidad materno-paternal.

•Mucho afecto y muchas expresiones de afecto.

•Reconocer las etapas de desarrollo de niñas y niños, para saber interactuar con ellas y ellos de acuerdo a sus reales posibilidades de interacción.

Reconocer sus logros y méritos. mediante expresiones positivas

•Calmarse primero para después calmar al niño o a la niña en las situaciones difíciles, buscando momentos adecuados y oportunos para el diálogo.

•Transmitirle seguridad y tranquilidad.

•Reconocer sus emociones delante del niño o la niña, y ayudarle a reconocer las emociones propias.

Todos estos aspectos afectan la calidad del vínculo afectivo con niñas y niños durante la primera infancia, un elemento esencial para poder construir la resiliencia. Un encuentro de calidad con ellas y ellos requiere dedicación total, todos los sentidos puestos en la actividad que estemos realizando en su compañía, sin hacer varias cosas a la vez y sin afanes.STO ES LO QUE VA EN EL DESPLEGABLE

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